Banderas y facha(da)s; inflaciones y carajos

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Tras unas semanas de impasse, retomamos la sana costumbre de desmigar con mirada crítica la comunicación mediática y ver qué se cuece en las entrañas de las redacciones periodísticas actualmente. Y lo hacemos, como siempre, con la esperanza de reflexionar de forma colectiva sobre el porqué de lo que se nos informa (y de lo que no) en torno a nuestra matria andaluza, así como acerca del modo en que esa información nos llega.

El 4 de diciembre o cómo pintarle FACHAda nueva a tan relevante fecha

Bien es sabido que los niveles de pulcritud ética y moral (que suenan igual, pero no son lo mismo) conforman, desde hace ya tiempo, uno de esos «detallitos sin importancia» que apenas se tienen entre las prioridades de ciertos sujetos -individuales o partidos- en política institucional. En Andalucía, algo sabemos de eso… Y como de pulcritud va el hilo, poca duda cabe de que la actual Junta (ídem en cuanto a algunas de las anteriores) es todo un referente en esos menesteres: siempre inmaculada la imagen de Moreno Bonilla (Juanma, que suena más campechano, más de la calle, más de güenagente) ante los medios; siempre estos medios mostrando la mejor cara del presidente (traje impoluto, maneras afables); siempre positivas las noticias sobre las medidas del Gobierno andaluz para con esta tierra… To mu bonito siempre. Pero, sucede que hay cosas que cantan demasiado, y a colación de conmemorar una fecha tan relevante para las andaluzas y andaluces como lo es el 4 de diciembre, ciertos límites han sido borrados, manoseados, rebasados. Llevados a campo propio (todo de muy disimuladas maneras, eso sí).

El significado del 4D para Andalucía queda plasmado en textos varios que lo explican de maravilla. Por contra, lo que este año se ha pergeñado con la «fiesta» del Día de la Bandera Andaluza es, además de cierto consenso -dicho sea también-, un evidente lavado de cara institucional y partidista. Y muchos ejemplos hay para demostrarlo, tanto por los acontecimientos previos al 4D, como por lo visto durante esa jornada; pero para muestra, un botón: Muchas palabras a la «unidad de todos los actores políticos en torno a este día y a nuestra bandera» (bueno, de todos no, en todo caso, de los partidos con representación en el Parlamento hoy; y tampoco Vox formó parte de los actos, aunque, en ese caso, por muy voluntarias y fascistas razones), pero en el momento de las grandes fotos, del despliegue de la Arbonaida en el balcón de San Telmo, etc., ahí estaba el presidente de la Junta acaparando flashes, sonrisa al viento, como si, en vez de una consecución de todos y para todos, fuera del PP el mérito de tan histórica celebración.

¿Se ha lanzado la derecha (a la que, por cierto, nunca le hizo mucha gracia la blanca y verde) ya de lleno a la estrategia de llevarse a su terreno -ideológico- ciertos símbolos para así favorecer, con el paso del tiempo, el desapego entre las gentes diversas de izquierdas y su voluntad de autonomía para el pueblo andaluz? Quizá es un ‘poner’ muy malpensado. O igual no. De hecho, mientras muchas nos paramos a desgranarlo, la Junta sigue cincelando una Historia cuyos anales apunten a su generoso ‘andalucismo’ como artífice de los nuevos actos de 2022, quedando en segundo plano el peso de tantas y de tantos que, sobre todo desde la Andalucía plural y progresista, reivindica(ro)n la lucha de carácter humano, transformador y comunitario del pueblo andaluz como sujeto político.

Mareando la perdiz sobre la inflación

Resultan fascinantes (…) las piruetas a veces elegidas al redactar sobre ciertas temáticas, bien porque no interese divulgar o bien porque…, vaya usted a saber por qué. Mucho se habla/escribe hoy acerca de la inflación, y conste que se trata de asuntos (la subida de los precios -de alimentos básicos, de productos de primera necesidad, de las energías, de materiales…-, el escuálido aumento de los salarios, la consecuente pérdida de poder adquisitivo, las hipotecas disparadas, las cuchillás a las pensiones públicas, etc.) acerca de los cuales urge que la población reciba información contrastada y adquiera conocimiento, ¡sobre todo en un rincón como Andalucía, tan afectada por la situación! Pues nada, no siempre ocurre, lo cual mosquea, sobre todo cuando para informar sobre asuntos como los citados se visualiza a un lector modelo graduado en Ingeniería y no se hace pedagogía, o se evita entrar en los porqués, o se tira de filigranas que ni Garrincha. [Inciso: la noticia recién enlazada fue publicada el mismo día que ese mismo diario informó (¿publicitó?) acerca del último gesto de altruismo infinito por parte del mito viviente del empresariado ibérico. ‘Curioso’… Bonita excusa para ensalzar las bondades de dar libertad al Capital. *Pero cuidado, pues, como ya advertía Eduardo Galeano: «La libertad del dinero está bien mientras no perjudique la libertad de las personas»].

Así pues, para toda esa clase trabajadora (por si alguien lo dudaba, es la que como siempre está pagando los platos rotos de la dichosa inflación) que necesita entender el qué/porqué de todo este follón, he aquí algunos ejemplos de ventanas a las que poder asomarnos para tratar de comprender (y es que, ¡claro que es posible encontrar a quienes informan y explican con claridad, tanto periodistas como especialistas!): Arantxa Tirado en La Marea, Miren Etxezarreta, Daniel Raventós, Emmanuel Rodríguez, Javier Guzmán, en Público, Javier Ruiz en Cadena SER, y así, muchas más.

“Carajo” es malsonante, de maleducados. ¿Insultar a una ministra? Pss…, lo normal

Y mientras todo lo anterior tenía lugar, algunos medios de Andalucía se hicieron eco de que el presidente del Parlamento andaluz, Jesús Aguirre, reprendió a un diputado de Por Andalucía tras una pregunta que este dirigió a una consejera de la Junta. ¿La razón? Que el autor de la frase dijo <<carajo>> como parte de la oración al interpelar a la titular de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda sobre el bono joven y la web habilitada por la Junta para solicitar ayudas al alquiler. Les recomiendo escuchar el momento en el enlace adjuntado. Ya me dirán… De momento, yo pienso: ¿De verdad ese episodio fue noticia y no así, por ejemplo, la serie de ataques personales y violencias verbales sufridas por la ministra de Igualdad en el Congreso pocos días antes? Afortunadamente, sí que algunos medios a nivel nacional recogieron esto último, pero el trasfondo de la cuestión debería servirnos para comprender que, en la época de la desinformación, urge sancionar la intencionada manipulación. O, cuando menos, educar a la ciudadanía la facultad de saber identificarla. Y ya pueden llover todos los gritos de <<¡eso es censura, comunismo, represión de la libertad de expresión!>> que valgan. Es el envenenamiento y la contaminación contra la opinión pública lo que está en juego. Es la Democracia la que ha sido puesta en riesgo. (No sé qué CARAJO hace falta para que todo el mundo lo vea).