Andalucía y el barómetro de las finanzas éticas: razones para el optimismo

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Los barómetros son instrumentos o índices que miden el estado de una situación o proceso. Justamente por eso cobra especial significación que recientemente se haya presentado en Andalucía el Barómetro de las Finanzas Éticas, que radiografía el sector en el Estado español. El acto tuvo lugar el pasado 4 de diciembre en Sevilla. La efeméride se llenó así de un contenido repleto de la misma dignidad que el pueblo andaluz reivindicara en la calle hace más de cuatro décadas.

Atendiendo a los datos ofrecidos, la década presenta unos guarismos difícilmente superables pues se observa un importante crecimiento de esta forma de hacer. El volumen de ahorro asciende a más de 2.211 millones de euros (un 2,11% más que el año anterior) y el de préstamos a 1.474 millones (aumenta un 16,31%). En 2008 esta cifra se situaba en 283.895 euros. El número de usuarios también ha experimentado un notable incremento y se ha situado en 226.019 personas, mientras que en 2012 estaba justo en la mitad, 111.167 personas. En idéntica tendencia la tasa de morosidad se ha situado en el 1,67 %, frente a un 5,81% de la banca convencional. Entre ejecuciones bancarias y éticas ciudadanas, vecen las últimas. Ya le gustaría a la banca convencional –la capitalista, sí, esa que se caracteriza por el afán de lucro- nadar en estadísticas similares.

Y más relevantes aún son las implicaciones cualitativas que se esconden detrás de las cifras. Sectores como el medioambiental, social o cultural lideran la clasificación de ámbitos financiados. No es fruto de la casualidad. Las armas, el narcotráfico y la cultura del pelotazo no aparecen en la clasificación.  Tampoco están las subprimes, cláusulas suelo, IRPH, preferentes, multidivisas, swaps y otros productos cuya sola pronunciación evocan timos y estafas generalizadas a los clientes.  Y esto tampoco es fortuito.

Aterrizando en el panorama andaluz, observamos también como en la última década se ha experimentado un desarrollo trascendental en el sector. A día de hoy operan con fluidez y normalidad distintos proyectos financieros entre los que cabe destacar en nuestro territorio los siguientes: Triodos Bank, entidad bancaria holandesa especializada en sectores responsables y sostenibles y que ya cuenta con oficinas abiertas en Málaga, Sevilla y Granada, Fiare, exponente de la banca ética y ciudadana que ha operado tradicionalmente en Italia y recientemente ha ampliado su ámbito de actuación con todo tipo de servicios bancarios, Oikocredit, de matriz holandesa y cuyo proyecto ha superado la década de actividad en Sevilla o Coop57, cuya sección andaluza ha cumplido también una década alcanzando una importante actividad social y crediticia. La nota común a todos estos proyectos (y a otros de ámbito local y muy notable impacto social) es que nadie hubiera previsto este escenario hace algún tiempo.

El panorama bancario, por el contrario, ha protagonizado un proceso de intervenciones (Caja Castilla-La Mancha, Cajasur, Caja de Ahorros del Mediterráneo, Banco de Valencia y Bankia) quiebras, rescates, reestructuraciones e incluso nacionalizaciones (Caixa Catalunya, Novacaixagalicia, Unnim). Han sido los Estados quienes con el dinero de todos han sufragado mediante créditos y subvenciones a la banca privada. Los apóstoles del neoliberalismo y de la no intervención se vieron obligados a suplicar a su denostado “papá Estado”, que pronto corrió a rescatarlos a ellos antes que a las personas que más duramente sufrieron los efectos de la crisis. Los cierres de oficinas, la desatención a la clientela y la concentración en muy pocas manos (Santander, Caixabank, BBVA, Bankia, Sabadell) ha sido la otra cara de la misma moneda. La corrupción de banqueros y miembros de consejos de administración (tarjetas black) pusieron la guinda a este amargo pastel. Es evidente que la gestión bancaria convencional no ha sido ajena al desarrollo de las finanzas éticas. Y si a esto le sumamos la contundencia del eslogan “Pon tu dinero donde están tus ideas”, tenemos razones fundadas para el optimismo. Mientras haya ciudadanía, las finanzas éticas seguirán avanzando de forma imparable.