El número de personas que pese a tener un empleo o trabajo asalariado precisa de ayudas asistenciales para atender sus necesidades básicas va en aumento en Granada, según la Memoria de Cáritas correspondiente a 2016. Esta situación se debe, en gran medida, a la intensificación de las situaciones de precariedad, que se «cronifican» en el tiempo.
Si en 2015 el porcentaje de activos ocupados, es decir las personas que pese a tener empleo requieren de ayudas procedente de esta organización de caridad se movía en el entorno del 10 por ciento, en 2016 asciende al 14 por ciento, de los que el 5 dispone de un empleo normalizado, mientras que el 9 restante realiza trabajos marginales. La mitad de estas personas viven en barrios o zonas «en buenas condiciones» y el 57 por ciento no dispone de ingresos por haber agotado el sistema de protección por desempleo.